25.1.16

Hilos Rotos: 2

"El mero hecho de que la policía no te haya atrapado últimamente
no significa, como tú lo sabes muy bien
que no hayas estado cometiendo algunas fechorías."
M. Deltoid [“A Clockwork Orange”- Anthony Burgess]
¾    Hijo, apúrate! – grita mi madre quitándome las sabanas – hoy es el gran día!
¾    Ehh..? Carajo – susurre aun estando semiconsciente, mire el reloj, 7:30 – CARAJO!
Salte de la cama y me metí de cabeza a la ducha, tenia 45 minutos para estar en la Terminal y subir al bus que me llevaría a la capital. Estaba bastante fresco, con el agua cayéndome encima, hice lo que cualquier chico normal haría, pensar y reflexionar sobre todo lo ultimo que había pasado. Medite sobre si podría ser posible que cada vez que Mariana me decía que me amaba, era enserio; pensaba que tal vez cuando me cancelaba a ultima hora, se iba a meter a la cama del idiota de Pedro; y por un momento me alegre de nunca haberlo hecho con ella, porque Pedro es un pendejo y quien sabe cuantas porquerías se habrá contagiado; pero lo que mas miedo me daba, era que tal vez y solo tal vez ella se pudo haber enterado sobre el Asunto Nadia.
¾    No, es imposible – pensé en voz alta mientras playlist cambiaba a la siguiente cancion – ni siquiera los chicos lo saben, es imposible que ella lo sepa.
Luego recordé la ultima noche, a Claire, su sonrisa, su cabello, su rostro, y sus ojos; esos ojos con los que soñé anoche luego de dejarla en casa de Giani. Recuerdo aquella extraña conversación que tuvimos luego de casi besarnos, por alguna estúpida razón le pregunte que pensaba sobre vivir en otro país…
¾    Esa pregunta es un poco rara – se puso a pensar – creo que adoraría Inglaterra o Escocia. y que hay de ti?
¾    Son países interesantes – respondi – pero yo preferiría Australia, aunque escocia es genial – añadí – sobre todo por su historia.
¾    Brave Heart? – pregunto ella.
¾    Si, es una hermosa película – dije – es tan…. Wow no se como explicarlo…
Luego de probar tantas cosas diferentes, ella tenía miedo de subir a la Yamaha que me regalo mi padrino, pero yo era el que más miedo tenía porque aun no he sacado el brevete. Pero finalmente ambos subimos, puse a andar el motor y ese ronroneo suave hizo lo que mejor sabia hacer, relajarme y hacerme entrar en control nuevamente, Giani vivía por el centro y Nata en Balta, así que tome la Colón, Claire se aferraba a mi mientras yo aceleraba por la rampa, porque me encantaba sentirla tan pegada a mi, sentir su corazón golpeando en mi espalda, su respiración agitada por la adrenalina, le pregunte si estaba bien ahí atrás.
¾    Si, mucho – respondio ella – es tan… …excitante? – rió picaramente
¾    Pues en ese caso – agregué – puedo manejar como un loco para volverte loca.
¾    Que tan loca crees que me puedas volver?
¾    Mmm… eso depende de que tan bien te portes – respondí sabiendo que esta conversación tan extrañamente sexy era producto del alcohol – ahora, agárrame fuerte  y acelere mas.
Salí de la ducha y corrí a vestirme al tiro; un buzo azul, un polo ceñido negro y la casaca en mano, cogí mis maletas y baje corriendo, tropecé con algunos muebles y casi tumbo un florero. Llegue a la sala donde me esperaban mi mama y mi padrino; la despedida con mamá fue un poco larga, y que decir de la despedida con mi tío Luca ninguno de los dos me quería dejar ir solo; finalmente, luego de innumerables concejos, pude safar de los abrazos de mi tío y besos de mi madre, lo cual fue algo divertido, pues en mitad de un abrazo, Luca me había metido una caja de condones en el bolsillo mientras me decía ‘Nunca están de más’.
OK, esa escena fue incomoda, lo admito, pero fue también algo divertida. Bueno, pare un taxi y lo aborde “y me dije a mismo casi estas en Bell Air”, pensé mientras me sentía como Will Smith camino a casa de sus tios.
¾    Al Terminal de Ormeño – dije dándole 5 soles.
Los asientos eran tan cómodos que me hundí en ellos y caí en un sueño profundo y hermoso. Me vi caminando por una playa, y ella estaba a mi costado, la playa hermosa, inmensa, con el cielo azul y soleado al fondo y el mar jugando a dibujar formas graciosas sobre la arena, era un paisaje bellísimo que me llenaba de paz, pero de pronto algo perturbo todo eso, el mar se puso turbulento y unas nubes oscuras comenzaron a cubrir el sol. Una ola enorme se alzo y nos revolcó, toda aquella hermosa escena, toda esa paz y felicidad me habían sido arrebatadas y ella ya no estaba. Me puse de pie y comencé a buscarla pero cuando la llamaba el único nombre que salía de mis labios era Claire; no importándome eso comencé a seguir gritando desesperadamente su nombre, me ardía la garganta.
Un bache enorme me hizo volver a la realidad, abrí los ojos y estaba sentado en la parte trasera del taxi, me vino un flash back de anoche, cuando salimos y la lleve por el borde de la ciudad, cerca de playa Buenos Aires… Paramos y nos sentamos en la arena a ver el mar.
¾    Siempre me ha dado un poco de miedo – me dijo – no se porque.
¾    Enserio? - respondi sin tono de burla – yo adoro el mar, me da una sensación de libertad increíble – luego de pensar un rato, la miré – ya sé, quítate los zapatos.
¾    Qué?! – respondió con cara de sorpresa.
¾    Confía en mi, solo hazlo – le dije mientras me quitaba los zapatos yo también – sera divertido, esto te gustara.
¾    Si tú lo dices – respondió finalmente cediendo a quitárselos – y ahora qué?
¾    Ahora ven – me puse de pie y le tendí la mano para ayudarla a pararse.
Se levanto y caminamos hacia el mar, cuando estuvimos cerca pude notar lo nerviosa que se sentía, me pare detrás de ella tomándola por un hombro y por la mano, al instante note como la tensión de su hombro desaparecía.
¾    Cierra los ojos y deja que te lleve, no dejare que te pase nada – le susurre al oído mientras ella asentía y caminamos hacia el mar.
Se sobresaltó un poco cuando el agua toco sus pies, a pesar de que estaba caliente por la hora que era, luego, cuando ya estábamos más adentro le pedí que los abriera.
¾    Uau – fue su única reacción cuando se dio cuenta que nos habíamos adentrado algo de 5 metros.
¾    Ahora mira al fondo – la ayude a girar para que pudiera ver como el sol se alzaba detrás de nosotros por la orilla.
¾    Joven ya llegamos – dijo el taxista devolviéndome a la realidad.
¾    Oh! – me sorprendió haber pasado tanto tiempo alucinando – Gracias –  No pudo esperar un poco mas?, pensaba mientras me bajaba.
Saque mis maletas y cerré la puerta del taxi.

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